¿Qué cambios específicos ocurren durante esta transición de los cinco a los siete años?
Un análisis neopiagetiano sostiene que esta transición se lleva a cabo en tres pasos. A los cuatro años se encuentra en el primer paso, representaciones simples. Sus declaraciones sobre sí mismo son unidimensionales. En esta etapa no puede imaginar que pueda experimentar dos emociones a la vez (“Uno no puede estar contento y asustado”) porque no puede considerar al mismo tiempo aspectos diferentes de sí mismo. La manera en que piensa acerca de sí mismo es de todo o nada. No puede reconocer que su yo real, la persona que en realidad es, no es lo mismo que su yo ideal, la persona que le gustaría ser.
Alrededor de los cinco o seis años,
se avanza a la segunda fase, los mapeos representacionales. Empieza a hacer
conexiones lógicas entre un aspecto de si mismo y otro. Sin embargo, la imagen
que tiene de sí mismo todavía se expresa en términos completamente positivos de
todo o nada. No puede ver que puede ser bueno en algunas cosas, pero no en
otras. El tercer paso, de los sistemas representacionales, tiene lugar en la
niñez media, cuando los niños empiezan a integrar rasgos específicos del yo en
un concepto multidimensional general. A medida que disminuye el pensamiento de
todo o nada, la descripción que Jason hace de sí mismo se convierte en una
visión más equilibrada y realista.
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