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RELACIONES CON OTROS NIÑOS

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Las primeras, las más frecuentes y las más intensas disputas entre hermanos se relacionan con los derechos de propiedad: quién es el dueño de un juguete o quién tiene derecho a jugar con él. Aunque los adultos exasperados no siempre lo ven de esa manera, las disputas entre hermanos y su solución pueden ser oportunidades de socialización para que los niños aprendan a defender los principios y a negociar los desacuerdos. A pesar de la frecuencia del conflicto, la rivalidad entre hermanos no es el patrón principal entre ellos al inicio de la vida. El afecto, el interés, la compañía y la influencia también son comunes en esas relaciones. Observaciones a lo largo de tres años y medio que empezaron cuando los hermanos menores tenían alrededor de año y medio y los mayores entre tres y cuatro años y medio descubrieron que las conductas prosociales y orientadas al juego eran más comunes que la rivalidad, hostilidad y competencia. Los hermanos del mismo sexo, en particular las niñas, ti

INTERESES CONDUCTUALES

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Tres temas de especial interés para los padres, los cuidadores y los maestros de los preescolares son la manera de fomentar el altruismo, poner freno a la agresión y lidiar con los temores que suelen surgir a esta edad. El altruismo es el centro de la conducta prosocial , la actividad voluntaria con el propósito de beneficiar a otro. Incluso antes de su segundo cumpleaños, los niños suelen ayudar a otros, compartir pertenencias y comida, y ofrecer consuelo. El análisis de la conducta cooperativa reveló tres preferencias para compartir los recursos: la preferencia por compartir con las personas con quienes se tienen relaciones estrechas, reciprocidad (la preferencia por compartir con personas que han compartido con uno), y reciprocidad indirecta (la preferencia por compartir con personas que han compartido con otros). Los genes y el ambiente contribuyen a profundizar las diferencias individuales en la conducta prosocial, un ejemplo de correlación entre genes y ambiente. Por lo gene

CRIANZA

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A medida que los niños logran mayor independencia, su crianza puede convertirse en un desafío. Los padres deben lidiar con personitas que poseen mentes y voluntades independientes, pero que todavía tienen mucho que aprender acerca de las conductas que la sociedad considera deseables. En el campo del desarrollo humano, la disciplina se refiere a los métodos para moldear el carácter y para la enseñanza de autocontrol y de la conducta aceptable. Generalmente, en el habla informal la disciplina implica solamente al castigo, pero la definición de la palabra en la psicología también incluye técnicas como premiar la conducta deseada y señalar cómo las acciones afectan a los demás. Puede ser una herramienta poderosa para lograr la socialización con la meta de desarrollar la autodisciplina. A veces los padres castigan a sus hijos para erradicar la conducta indeseable, pero los niños por lo general aprenden más cuando su buena conducta es reforzada. Los refuerzos externos pueden ser tangi

JUEGO

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El juego es importante para el sano desarrollo del cuerpo y el cerebro. Permite a los niños involucrarse con el mundo que los rodea; usar su imaginación, descubrir formas flexibles de usar los objetos y resolver los problemas, y prepararse para los roles que desempeñarán de adultos. El juego no es algo que los niños hacen para gastar energía antes de comenzar con el verdadero aprendizaje, sino que es el contexto en el que se realiza gran parte del aprendizaje más importante. El juego contribuye a consolidar todos los dominios del desarrollo. Por medio del juego los niños estimulan los sentidos, ejercitan sus músculos, coordinan la visión con el movimiento, obtienen dominio sobre su cuerpo, toman decisiones y adquieren nuevas habilidades. Los niños de diferentes edades tienen estilos de juego distintos, juegan a cosas diferentes y dedican cantidades diferentes de tiempo a diversos tipos de juego. A medida que mejoran las habilidades motoras gruesas, los preescolares ejercitan sus m

GENERO

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La identidad de género, es decir, la conciencia de la feminidad o masculinidad y sus implicaciones en la sociedad, constituye un aspecto importante del desarrollo del autoconcepto. Las diferencias de género implican diversidades psicológicas o conductuales entre hombres y mujeres. Este ámbito de la psicología es controversial. Las diferencias mensurables entre los bebés de ambos sexos son pocas. Aunque algunas diferencias de género adquieren mayor notoriedad después de los tres años, niños y niñas siguen siendo, en promedio, más parecidos que diferentes. Entre las p rincipales diferencias destacan el nivel de energía más alto de los niños, el mejor desempeño motriz, en especial después de la pubertad y su propensión, moderadamente mayor, a la agresión física a partir de los dos años. Las preferencias tipificadas por el sexo aumentan entre la niñez temprana y media, y el grado de conducta tipificada por el sexo que se exhibe al inicio de la vida es un indicador importante de la con

COMPRESIÓN Y REGULACIÓN DE LAS EMOCIONES

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La capacidad para entender y regular, o controlar, los sentimientos es uno de los avances principales de la niñez temprana. Los niños que pueden entender sus emociones pueden controlar mejor la manera en que las muestran y ser sensibles a lo que los otros sienten.   La autorregulación emocional ayuda a los niños a guiar su conducta y contribuye a su habilidad para llevarse bien con los otros.   Además de aprender a controlar sus emociones, con el tiempo, los niños logran comprenderlas de una manera más compleja. Los preescolares pueden hablar sobre sus sentimientos y a menudo logran distinguir los sentimientos de otros y entender que las emociones están relacionadas con experiencias y deseos. Comprenden que cuando alguien obtiene lo que desea se siente feliz, pero si no lo hace se pondrá triste. La comprensión emocional aumenta su nivel de complejidad con la edad y todo indica que hay una transición fundamental entre los 5 y 7 años. Muchos niños pequeños no comprenden que pueden e

ERIKSON: INICIATIVA FRENTE A CULPA:

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La necesidad de lidiar con sentimientos contradictorios acerca del yo está en el centro de la tercera etapa del desarrollo de la personalidad identificada por Erikson (1950): iniciativa frente a culpa. Los niños de edad preescolar pueden —y quieren—, hacer cada vez más cosas. Al mismo tiempo están aprendiendo que algunas de esas cosas obtienen aprobación social, pero otras no. ¿Cómo concilian su deseo de hacer con su deseo de aprobación? Este conflicto marca una división entre dos partes de la personalidad: aquella en la que se sigue siendo un niño, llena de exuberancia y de deseo de intentar cosas nuevas y probar diferentes competencias, y la parte que se está convirtiendo en adulto, que examina de manera constante lo adecuado de los motivos y acciones. Los niños que aprenden cómo regular esas pulsiones contrarias desarrollan la virtud del propósito, el valor de prever y perseguir metas sin inhibirse demasiado por la culpa o el temor al castigo (Erikson, 1982).