CRIANZA
A medida que
los niños logran mayor independencia, su crianza puede convertirse en un
desafío. Los padres deben lidiar con personitas que poseen mentes y voluntades
independientes, pero que todavía tienen mucho que aprender acerca de las
conductas que la sociedad considera deseables.
En el campo
del desarrollo humano, la disciplina se refiere a los métodos para moldear el
carácter y para la enseñanza de autocontrol y de la conducta aceptable.
Generalmente, en el habla informal la disciplina implica solamente al castigo,
pero la definición de la palabra en la psicología también incluye técnicas como
premiar la conducta deseada y señalar cómo las acciones afectan a los demás.
Puede ser una herramienta poderosa para lograr la socialización con la meta de
desarrollar la autodisciplina.
A veces los
padres castigan a sus hijos para erradicar la conducta indeseable, pero los
niños por lo general aprenden más cuando su buena conducta es reforzada. Los
refuerzos externos pueden ser tangibles (dulces, más tiempo de juego) o intangibles
(una sonrisa, una palabra de elogio, un abrazo, mayor atención o un privilegio
especial). Cualquier cosa que sea el reforzador, el niño debe verlo como una
recompensa y recibirlo de manera sistemática después de mostrar la conducta
deseada. Con el tiempo, la conducta debe proporcionar un reforzador interno: la
sensación de placer o de logro. Sin embargo, en ocasiones es necesario el
castigo, como aislamiento o negación de privilegios. Debe aplicarse con
tranquilidad, en privado y con el propósito de suscitar conformidad, no culpa.
Es más eficiente cuando se acompaña con una explicación simple y breve. Es importante recordar que, además de
castigar a los niños por conductas indeseables, se les debe dejar en claro cuál
es la conducta deseada. Los niños deben saber qué conducta se espera de ellos.
Comentarios
Publicar un comentario