EL DESARROLLO DEL YO
El
autoconcepto es la imagen total de nuestros rasgos y capacidades. Es “una
construcción cognoscitiva… un sistema de representaciones descriptivas y
evaluativas acerca del yo” que determina la manera en que nos sentimos con
nosotros mismos y guía nuestras acciones. El sentido del yo también tiene un
aspecto social: los niños incorporan en su autoimagen su comprensión cada vez
mayor de cómo los ven los demás. El autoconcepto comienza a establecerse en los
niños pequeños, a medida que desarrollan la conciencia de sí mismos. Se hace
más claro conforme la persona adquiere capacidades cognoscitivas y afronta las
tareas del desarrollo de la niñez, la adolescencia y luego de la adultez.
La
autodefinición de los niños (la manera en que se describen a sí mismos), por lo
general, cambia entre los cinco y los siete años, lo que refleja el desarrollo
del autoconcepto.
Las
descripciones que hace de sí mismo son imprecisas y, al igual que las de la
mayoría de los niños, son ilusoriamente positivas. Además, su compresión de las
emociones todavía está en desarrollo y tiene dificultad para entender cómo una
persona puede tener emociones contradictorias al mismo tiempo.
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