GENERO
La identidad
de género, es decir, la conciencia de la feminidad o masculinidad y sus
implicaciones en la sociedad, constituye un aspecto importante del desarrollo
del autoconcepto.
Las
diferencias de género implican diversidades psicológicas o conductuales entre
hombres y mujeres. Este ámbito de la psicología es controversial. Las
diferencias mensurables entre los bebés de ambos sexos son pocas. Aunque
algunas diferencias de género adquieren mayor notoriedad después de los tres
años, niños y niñas siguen siendo, en promedio, más parecidos que diferentes.
Entre las principales diferencias destacan el nivel de energía más alto de los niños, el mejor desempeño motriz, en especial después de la pubertad y su propensión, moderadamente mayor, a la agresión física a partir de los dos años. Las preferencias tipificadas por el sexo aumentan entre la niñez temprana y media, y el grado de conducta tipificada por el sexo que se exhibe al inicio de la vida es un indicador importante de la conducta posterior basada en el género.
Los niños y
las niñas tienen un desempeño igual en tareas que implican habilidades
matemáticas básicas y su capacidad de aprender matemáticas es similar. Sin
embargo, existen pequeñas diferencias en capacidades específicas. El desempeño
de las niñas suele ser mejor en pruebas de fluidez verbal, cálculo matemático y
memoria de ubicación de objetos. Los niños suelen desempeñarse mejor en
analogías verbales, problemas matemáticos en palabras y memoria de
configuraciones espaciales.
En la niñez
temprana y, de nuevo, durante la preadolescencia y la adolescencia, las niñas
suelen usar un lenguaje más sensible, tal como orgullo, acuerdo, reconocimiento
y elaboración de lo que otra persona dijo.
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